Este año, entran a dominio público las obras de todos los autores fallecidos en 1941. Por su lado, en Estados Unidos, quedan libres de derechos todas las piezas publicadas en 1926.
Las obras de dominio público son aquellas cuyos derechos de explotación se han extinguido y que, por tanto, pueden ser utilizadas libremente por cualquier persona sin tener que pedir permiso ni pagar al titular original. Es decir, cuando una pieza ingresa al dominio público puede ser compartida, modificada y utilizada sin la necesidad de pagar ni de obtener ningún permiso, convirtiéndose en “una fuente de creatividad”.
Eso sí, siempre se debe respetar la autoría y la integridad de la obra original, en los términos previstos en los apartados 3r y 4t del artículo 14 de la Ley de Propiedad Intelectual: (I) hay que reconocer la condición del autor de la obra, citando correctamente; (II) hay que respetar la integridad de la obra e impedir cualquier deformación, modificación, alteración o atentado contra ésta que suponga perjuicio a sus legítimos intereses o menoscabo a su reputación.
Duración limitada en el tiempo
Según la actual normativa española –artículo 26 de la Ley de Propiedad Intelectual–, los derechos de explotación de una obra durarán toda la vida del autor y 70 años después de su muerte. Éstos se computan desde el uno de enero del año siguiente al de la muerte o declaración de su fallecimiento. Este plazo rige en todos los Estados miembros de la Unión Europea, desde la Directiva 93/98/CEE.
No obstante, es importante recordar que el derecho a la propiedad intelectual es un derecho nacional. Por ello, cada país tiene sus propios criterios en cuanto a dicha cuestión. Así, en función del país, el número de años que tienen que pasar para que una obra pase a dominio público varía.
Por ejemplo, los períodos actuales de protección de la propiedad intelectual fueron establecidos en Estados Unidos por la Ley de Extensión del Plazo de Derechos de Autor, de 1998, que ampliaba en 20 años los plazos previstos por la ley anterior, de 1976. El nuevo texto fue apodado Ley de Protección de Mickey Mouse porque la impulsó activamente la compañía Disney, preocupada por el vencimiento de los derechos sobre su personaje más icónico.
Asimismo, hay casos especiales, como Peter Pan que tiene unos derechos “por siempre jamás”. Y es que, los derechos de la obra de James Barrie en Reino Unido, fueron extendidos a perpetuidad por la Reina de Inglaterra, aunque posteriormente el autor los legase a un hospital infantil tras su fallecimiento.
Desde Bambi hasta la primera novela de Ernest Hemingway
Entre los libros que han pasado a ser patrimonio público este 2022, está la colección de cuentos Winnie the Pooh, de Alan Alexander Milne, y todos los personajes que los componen. Pero ojo, excepto Tigger, que no se presentó hasta 1928 y estará protegido por derechos de autor hasta 2024.
Asimismo, encontramos otras novelas infantiles como Bambi, de Felix Salten, así como la primera novela de Ernest Hemingway, Fiesta, y la de William Faulkner, La paga de los soldados.
En cuanto a obras cinematográficas, este año quedan libres de derechos de autor películas como Battling Butler, con el cómico Buster Keaton, y The Temptress, con Greta Garbo.
Para consultar todas las piezas libres, es posible hacerlo en la Biblioteca Nacional Española, Internet Archive, Project Gutenberg o Dominio Público, entre otros.