Ser gamer es hoy en día una profesión y algunos de ellos alcanzan el estatus de verdaderas celebridades. Por ello, es importante protegerse legalmente, registrar la marca personal y contar con asesoramiento constante.
Unos 2.700 millones de personas, el 34% de la población mundial, dedica parte de su tiempo de ocio a los videojuegos. Sin embargo, hasta hace poco, no era una opción laboral. A día de hoy, ser videojugador es una profesión y son muchos los jóvenes que quieren ser gamers.
Así, torneos de League of Legends, Fortnite o eSports acaparan cada vez más la atención.
La profesionalización de los jugadores profesionales
Los ingresos económicos, el nivel y cómo se lleva a cabo esta práctica son las principales diferencias entre un gamer profesional y un aficionado a los videojuegos y, por esta razón, se hace especialmente necesaria la profesionalización de los gamers.
Ser gamer conlleva una implicación máxima en el mundo de los videojuegos, incluyendo retransmisiones y prácticas a modo de entrenamiento para mejorar este tipo de habilidades. No solo se trata de entrenar mucho tiempo sino de analizar las partidas, aprender y trabajar las habilidades.
También se les puede llamar influencers, dado que comparten experiencias con sus seguidores y otros usuarios grabando vídeos y retransmitiendolos en plataformas como Gaming Youtube o Twitch.
Profesionalizar el trabajo de los gamers. La edad de oro de los videojuegos
La industria de los videojuegos ha crecido de manera exponencial en los últimos años. Y es que, tras superar todos los récords en 2020, el año pasado este sector generó 159.000 millones de euros a nivel mundial, según datos de la agencia Newzoo.
Concretamente, en España, la industria del videojuego generó casi 1800 millones de euros, según el Anuario publicado por AEVI –Asociación Española de Videojuegos–.
El registro del nickname o marca personal de los gamers
La exposición pública de los jugadores profesionales de videojuegos cada día es mayor. Por ello, resulta fundamental proteger su marca personal.
La mayoría de los gamers registran sus nicknames o apodos utilizados en las partidas. Dicho aspecto no presenta ningún problema real, dado que, la Ley de marcas indica que podrán registrarse como marcas todos los signos, especialmente las palabras, incluidos los nombres de personas, seudónimos o cualquier otro signo que lo identifique. Por tanto, los nombres de usuario de los gamers pueden ser registrados como marca y tienen los mismos efectos y derechos que cualquier otra marca comercial.
En definitiva, es importante registrar la marca para proteger los derechos de autor y, de esta forma, diferenciar un producto o un servicio en el mercado, evitar plagios, tener exclusividad de uso y prohibir que terceros la usen sin permiso, entre otros. De hecho, cuando terceros vulneran los derechos de una marca hay que iniciar acciones judiciales o administrativas. Para hacer valer los derechos, es importante contar con una marca registrada.
Asesoramiento y revisión de contratos de los jugadores profesionales
Las marcas consolidadas en el mundo gaming necesitan de estos jugadores para tener una mayor penetración comercial en el mercado. Asimismo, la influencia de estos gamers, genera un reclamo para anunciantes, marcas y empresas que contratan a estos profesionales para que promocionen sus productos, estén presentes en torneos, ferias y eventos, entre otros.
Es fundamental contar con asesoramiento constante y con expertos en la materia. Dado que, de lo contrario, se encuentran desprotegidos legalmente en relación a algunas cuestiones como el tipo de pago, la tributación, la propiedad del contenido, la responsabilidad de las partes o la resolución de la relación entre marca y gamer.
Por último, cabe mencionar que, la mayoría de los contratos que firman los gamers con las marcas, son revisados por las agencias y las propias marcas. Es decir, miran por los intereses de la propia marca que le ofrece la colaboración.