Según dictaminó la legislación estadounidense en un tribunal de Washington, una obra de arte creada por Inteligencia Artificial en la que no hay intervención humana no puede ser objeto de Derechos de Autor.
La IA –Inteligencia Artificial– es capaz de crear obras originales, como textos, música, imágenes e incluso arte visual. Esto plantea una serie de cuestiones relacionadas con los Derechos de Autor.
Tal y como explica la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, «tradicionalmente, la titularidad del derecho de autor sobre las obras generadas por computadora no estaba en entredicho porque el programa no era más que una herramienta de apoyo al proceso creativo, muy similar al lápiz y al papel. Sin embargo, en los últimos tipos de inteligencia artificial, el programa informático ya no es una herramienta, sino que toma muchas de las decisiones asociadas al proceso creativo sin intervención humana».
El pasado viernes 18 de agosto, la jueza de distrito Breyl Howell aclaró que solo las obras hechas por autores humanos pueden recibir derechos de autor, confirmando así el rechazo de la Oficina de Derechos de Autor de EEUU a una solicitud que presentó el informático Stephan Thaler en nombre de su sistema Dabus. ¿El motivo? Considera que estas imágenes no pueden ser protegidas al no tener «autoría humana».
Otras demandas
La Oficina de Derechos de Autor también había rechazado la solicitud de derechos de autor de otro artista sobre imágenes generadas mediante el sistema de OA Midjourney a pesar de haber argumentado que el sistema formaba parte de su proceso creativo.
Además, se han presentado también varias demandas pendientes por el uso de obras protegidas por derechos de autor con la finalidad de entrenar a la Inteligencia Artificial generativa sin solicitar permiso para utilizarlas.
Caso Thaler
Todo comienza por una negativa de la Oficina de Derechos de Autor de aceptar una solicitud de Thaler en 2018 para cubrir con derechos de autor una obra de arte visual que fue creada por IA y sin ningún tipo de intervención humana. Al carecer de intervención humana, la oficina rechazó dicha solicitud lo que produjo que Thaler impugnara tal decisión ante un tribunal federal alegando que la autoría humana no es un requisito legal.
Howell estuvo de acuerdo con la Oficina de Derechos de Autor y admitió que la autoría humana es un “requisito fundamental de los derechos de autor” basado en “siglos de precedentes”
Aunque la jueza admitiese que las nuevas fronteras de los derechos de autor a las que nos vamos acercando a medida que los artistas van incorporando la IA a sus herramientas son cuestiones muy complicadas, el caso Thaler no lo era, y no había lugar a dudas en su veredicto.